
Me acuerdo que me desperté y te estabas riendo sentada en la ventana abierta, una mañana soleada.
Ya vas por la sonrisa número 2.326 que me sacas, o mejor dicho, que te di...
espero el día en el que te las pueda dar en la mano, a menos claro, que estés usando guantes
eso sería... desconcertante, debo admitir.
Ni escuché tu voz, pero me siento un caramelo de menta ya, con el color de una frutilla, roja.
Jodidamente roja.
Estoy seguro de que bailas tan bien como yo, va a ser divertido.
Jé... soy feliz como una reina.
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